viernes, 11 de junio de 2010

Kosovo, el ambiente está calentito

Pasamos la frontera notando el movimiento militar, aún con puestos de soldados de diferentes países; por la carretera circulan coches de los observadores internacionales. En la frontera alucinan diciéndonos: ¿a qué venís aquí? esto es Kosovo.
Nuestra entrada es triunfal; a pesar de su ambiente enrrarecido nos encontramos con unos chicos que nos invitan a una parrillada y unas cuantas cervezas al lado del río, entre risas. Nos comunicamos como podemos, pues estamos todos un poco afectados por las cervezas, nos hacen un canto popular y nosotros les cantamos el porrompompero sacando la nariz de payaso. Nos partimos de la risa, mi colega y yo nos miramos diciendo: yo no puedo conducir ni un triciclo a pedales, así que nos montamos en las motos como podemos y a los 4 kilómetros ponemos la tienda entre risas, pues no atinamos ni a meter las varillas.
Amanece en Kosovo con una ráfaga de disparos a lo lejos. Desmontamos las tiendas y proseguimos, viendo cantidad de coches, suponemos robados, pues los roban en el resto de Europa.
Los desguaces están llenos, intentamos no parar mucho, ya que el ambiente es raro. A pesar del todo nos llevamos un buen recuerdo de los colegas kosovares. Salimos del país y llegamos a la frontera de Bulgaria donde pasamos la noche en un albergue.

Señal colocada en todos los puentes

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