jueves, 12 de agosto de 2010

Serbia

Me despido de Rumanía con la sensación de querer volver, pues es un país muy bonito y con muchas posibilidades. Tiene infinidad de rutas para hacer en bici, moto o furgo y conserva un ambiente especial en esas montañas. Así paso a Serbia, visitando su capital Beograd, siendo visibles todavía los estragos de una guerra. En la frontera de Rumania con Serbia me habían dado una invitación para una concentración de motos en la que me quedo dos días, dándome el diploma al que más lejos viene. Aquí disfruto de un buen ambiente, haciendo amigos. Me traigo una marca para siempre, pues me tatúo una rana en el brazo.

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