martes, 3 de agosto de 2010

Rumanía, bello país


Transilvania es fascinante, circular por sus carreteras de montaña y sus peculiares pueblos con sus casas de madera y empinados tejados. He pinchado y ha caído la tarde, lo reparo y prosigo en la noche por una sinuosa carretera con un frondoso bosque a los lados y una espesa niebla, apenas veo nada, aquí solo, en los bosques de Transilvania y en las inmediaciones del castillo del Conde Drácula, es inevitable sentir un escalofrío. Decido acampar, cogiendo una pista por el bosque, llegando a un viejo monasterio en el cual me reciben un montón de perros y un monje entre la espesa niebla, de película de terror. Dicho monje habla francés y es de la orden de los franciscanos, el cual me aloja en el convento, dándome de cenar  y una habitación. Me prepara el desayuno a la mañana siguiente  con sor cristina, el sacerdote y otro devoto, me preparan comida para llevar y así marcho a visitar el castillo del Conde Drácula…

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